viernes, 12 de abril de 2013

Lo tenemos todo, pero no sabemos aprovecharlo


Hace un par de días me vine de visita a España para ver a la familia y los amigos. Creía que tras tres meses fuera me iba a sentir feliz, con la típica sensación de vuelta a casa. Sin embargo, y aun no sé por qué, no me sentí así. 

Voy por la calle hacia el banco a reclamar unas comisiones que me dijeron que no me iban a cobrar (en el Banco Santander aseguraros siempre de conocer hasta el último detalle de lo que os están vendiendo, ya que os pueden decir que no os cobran esto y al día siguiente ves que te lo están cobrando porque lo ponía en el contrato pero el vendedor no lo sabía...en fin). A lo que iba, por el camino hacia el banco vi a la gente seca, poco amable con la gente que no conoce como si les molestase ayudar a los demás, me chocó mucho tras estar en Suecia donde todo el mundo está dispuesto a ayudarte y te responde con una sonrisa en la cara a cualquier pregunta que les hagas, a pesar de que los nórdicos tampoco sean la alegría de la fiesta.

Después enciendo la televisión y veo las noticias: corrupción, crisis, bancos malos, escraches, Bruselas, desahucios...cambio de canal: Alonso tercero en los libres y semis de la champions España-Alemania (curioso cómo desvían nuestra atención), apago la televisión.

Más tarde cojo el coche para quitarme el mono de conducir y según avanzo por las calles empiezo a compararlas con las calles suecas, todo mejor pensado y con fundamento. Llego a un semáforo en rojo y me paro, a pesar de que no hay nadie cruzando por el paso de cebra. En Suecia los semáforos tienen un sensor que si no hay nadie cruzando y se acerca un coche, automáticamente se pone verde para el turismo ahorrando tiempo, gasolina, contaminación y atascos. Que sí, que es una tontería, pero ellos lo pensaron dos veces antes de hacerlo y nosotros no.

Más adelante empiezo a atravesar una calle normal y corriente y mirando a los lados veo que hay una farola a cada lado de la carretera. Otro detalle, en los países nórdicos en muchas calles en lugar de poner una farola a cada lado tienen una única lámpara más alta en el centro de la calle que ilumina toda la vía. Vale, será otra tontería pero ellos lo pensaron dos veces y nosotros no, y ahora ellos se están ahorrando los postes de las dos farolas, ya que estas están tendidas de un cable, el consumo de una farola y toda la instalación y cableados subterráneos.


Pero no todo son malas sensaciones en mi vuelta a casa. Cuando regresaba con mi coche coincidió con las últimas horas de la tarde y pude ver en primer plano un atardecer donde el sol se posaba en las montañas aun nevadas en el horizonte. Fue imposible evitar que se me escapara una sonrisa tonta y una sensación de calidez  dentro de mí, y es que es una pena que teniendo el país más cálido y con mayor diversidad paisajística de Europa, no sepamos sacarle provecho y estemos arruinándolo así...es una pena. Me ilusiona imaginar cómo sería España si el sistema y mentalidad que tuviésemos fueran los nórdicos.


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